17 ago 2012


Siempre tuve un defecto, no se decir que no. Y pasadas las cuatro mi cara era un error, entrancada como una idiota fui con el moño en la cabeza buscando el calor para poder sobrevivir, a la agonía de la noche, a la desdicha de sentirme un mercenario del alcohol, de alejarme entre los gritos y los tragos… otra vez sola.
Fue así que comprobé que siempre puede haber algo peor, fue así que comprobé que la angustia es prima de la desesperación. Y que a veces tal vez, estar sola es mejor, y que al cielo no se llega nunca de a dos.
(NO EXISTE PEOR REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD)